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26/06/2012

Un estudio del VHIR determina múltiples aplicaciones de un nuevo biomarcador para el ictus

Biomarcado ictus

26/06/2012

La Fosfolipasa es un marcador con enorme potencial: riesgo de sufrir un ictus, riesgo de recurrencia, respuesta al tratamiento y pronóstico. Hasta ahora no existía un biomarcador tan completo.

El Grupo de Investigación de Enfermedades Neurovasculares del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) ha trabajado en el estudio, detección y confirmación de un biomarcador útil para prever recurrencias en los pacientes que han tenido un ictus o un ataque isquémico transitorio (AIT) y para predecir la respuesta al tratamiento del ictus con fibrinolisis. El trabajo de este grupo concluye y confirma la utilidad de la fosfolipasa A(2) (Lp-PLA(2)) como nuevo marcador biológico de estas enfermedades cerebrovasculares. Se ha visto que hay cambios importantes en las concentraciones de Lp-PLA2, después, de sufrir un ictus, y esta fosfolipasa prevé la posibilidad de sufrir otro. Este biomarcador predice, además, la respuesta al tratamiento fibrinolítico intravenoso determinado por la recanalización de la arteria cerrada.

Este biomarcador, estudiado al detalle por este grupo, da mucha información sobre el proceso patológico que está sufriendo el paciente. Por un lado, se han empezado a estudiar las concentraciones y actividad de la Lp-PLA (2) en pacientes que han sufrido un primer AIT (ataque isquémico transitorio). En esta situación, los pacientes presentan sintomatología derivada del accidente cerebral de muy corta duración y que se autorrevierte, aunque en ningún caso se puede considerar una situación menos grave, dado que el riesgo de recurrencia precoz es muy elevado. Los niveles de Lp-PLA (2) en estos casos ya son elevados. “Estos niveles elevados del marcador se han relacionado con determinados factores de riesgo y el estudio determina, por ejemplo, la relación entre elevados niveles de Lp-PLA (2) y la presencia de placas arterioscleróticas intracraneales, a menudo inestables y que pueden provocar un ictus”, explica el Dr. Joan Montaner jefe de este grupo de estudio del VHIR.

Además de todos los resultados estudiados, la más reciente de las publicaciones en Cerebrovascular Disease, determina el valor de la actividad de Lp-PLA (2) para añadir información pronóstica importante en la evaluación inicial de pacientes con un AIT, pues su concentración y actividad predicen el aumento del riesgo de recurrencia después de la AIT. Un AIT con baja actividad de fosfolipasa A2 no tendrá el mismo pronóstico que un AIT con mucha Lp-PLA (2) y mucha actividad. Pues en este segundo caso, el riesgo de recurrencia es mucho más elevado y, por tanto, el estudio de la causa y las medidas preventivas deben intensificarse para evitar un segundo episodio de AIT o ictus.

Pero el estudio, realizado por el VHIR y del que han resultado múltiples publicaciones en la revista Atherosclerosis, todas ellas recientes, va más allá y confirma, además, que la actividad de la Lp-PLA (2) es un claro indicador del riesgo de volver a sufrir un ictus cuando ya se ha sufrido uno, ya sea un ictus propiamente o un AIT. "Realmente, los hallazgos que hemos hecho en nuestros estudios en relación a la Lp-PLA (2) son muy consistentes y amplían de manera considerable todo lo que se conocía hasta ese momento", explica la Dra. Pilar Delgado, primera firmante de esta serie de publicaciones. En aquellos casos en los que puede administrarse tratamiento de reperfusión arterial dirigido a restaurar el flujo cerebral, la Lp-PLA (2) predice la respuesta al tratamiento fibrinolítico de forma precoz con t-PA y por tanto la posibilidad de recanalizar la arteria. Esto tiene muchísima importancia según la Dra. Delgado, pues la fibrinolisis es un tratamiento con efectos colaterales importantes, “Si ponemos en una balanza el riesgo del tratamiento o la gravedad de la patología es obvio que se debe intentar recanalizar la arteria, pero si disponemos de un marcador que indica que el tratamiento no funcionará, debe pensarse en otras estrategias”, sigue la Dra Delgado.

Los pacientes con un ictus que reciben tratamiento con t-PA (fibrinolítico) se monitorizan por ecografía doppler las arterias intracraneales para determinar el momento en el que se produce la recanalización de la arteria. Se toman muestras de sangre la 1era hora post tratamiento y se determina la concentración y actividad de esta fosfolipasa. Normalmente, su actividad, en el momento agudo del ictus (<4'5h) y después, se recupera hasta la normalidad. Cuando la concentración de esta enzima es elevada, durante estas primeras horas, existen pocas posibilidades de recanalizar con t-PA y se tendrá que plantear tratamiento intra-arterial, por eso es útil como marcador de respuesta al tratamiento, pues contribuye en la toma de decisiones clínicas.

“La gran conclusión de esta serie de estudios es el enorme potencial de este marcador, sobre todo para determinar el riesgo, pues ha demostrado ser muy útil y mucha información sobre lo que le ha sucedido al paciente. Hasta ahora, no existía un biomarcador tan completo”, concluye el Dr. Montaner y continúa “además de dar gran cantidad de información, lo hace de forma rápida y relativamente económica pues se trata de una analítica. En lugares con pocos recursos o alejados de centros donde poder realizar tratamientos de alta complejidad, puede ser de gran utilidad para diagnóstico diferencial y para ayudar a determinar la causa, prever el riesgo de recurrencia, la necesidad de tratamiento preventivo de un segundo episodio ictus y la posibilidad de mejor o peor respuesta a un tratamiento complejo”.

El ictus mata a 5,7 millones de personas cada año, en todo el mundo, según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS). En España, es la primera causa de muerte en mujeres y también lo es en el marco de Cataluña, donde cada año se producen más de 13.000 ingresos hospitalarios por esta enfermedad. De estos, más del 10% terminan en muerte durante el ingreso y un 30% resultan con una discapacidad permanente. Aunque el ictus afecta principalmente a personas mayores, un 18% del total de los casos lo sufren personas menores de 65 años.

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