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27/10/2011

Detectar los ictus que pasan 'desapercibidos' reduciría de forma drástica la aparición de futuros ictus y demencias

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27/10/2011

Un estudio coordinado desde el grupo de investigación Neurovascular del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) intenta determinar, por primera vez, cuál es la frecuencia en que existen los ictus silentes, es decir, los que pasan desapercibidos y sin manifestaciones clínicas, en la población mediterránea. Los ictus o infartos cerebrales son uno de los grandes problemas de salud pública de los países occidentales y de Cataluña y España en particular. Cuando un paciente tiene un ictus, aumenta mucho el riesgo de sufrir un segundo ictus y es en este momento en que empieza a tomar medicación para intentar evitar que esto suceda. Conocer en qué orden de magnitud hay ictus que no se detectan, determinar cuál es la población de riesgo de padecer-lo y cómo poder detectarlo implicaría poder incidir directamente sobre la prevención del segundo ictus y seguro, en muchos casos,incluso poder evitarlo.Uno de los problemas más graves de los neurólogos es la previsión y la recurrencia del ictus. Se estima que, tras un primer episodio de ictus, entre un 6 y un 12% de los pacientes presentan un segundo ictus en el primer año y hasta el 30%, durante los siguientes 5 años. Se focalizan muchos esfuerzos en la prevención de este segundo ictus. Pero, ¿qué pasa cuando se sufre un ictus y no se es consciente de ello? Si no se sabe que ha sufrido un ictus, no se puede hacer ningún tratamiento ni tomar ninguna medida preventiva y, entonces, se multiplica por 3 la posibilidad de sufrir un segundo ictus -este sí, probablemente con manifestaciones de gravedad- y se multiplica por 5 la posibilidad de sufrir algún tipo de demencia. Cuando un paciente ingresa en un hospital afectado por un ictus, en un elevado porcentaje de las pruebas de imagen que se le realizan (RMN, TAC s, etc.), aparecen lesiones antiguas compatibles con ictus previos. A veces los pacientes no refieren haber sufrido. Este hecho, que no es anecdótico, ha puesto sobre aviso a los especialistas. En primer lugar los alerta de que estos ictus silentes suceden y lo hacen con frecuencia y, en segundo lugar, de la pérdida de oportunidad que estos pacientes tienen de poder hacer un tratamiento adecuado y que posiblemente les hubiera evitado esta grave patología.

Un estudio coordinado desde el grupo de investigación Neurovascular del Vall d'Hebron Instituto de Investigación (VHIR) intenta determinar, por primera vez, cuál es la frecuencia en que existen los ictus silentes, es decir, los que pasan desapercibidos y sin manifestaciones clínicas, en la población mediterránea. Los ictus o infartos cerebrales son uno de los grandes problemas de salud pública de los países occidentales y de Cataluña y España en particular. Cuando un paciente tiene un ictus, aumenta mucho el riesgo de sufrir un segundo ictus y es en este momento en que empieza a tomar medicación para intentar evitar que esto suceda. Conocer en qué orden de magnitud hay ictus que no se detectan, determinar cuál es la población de riesgo de padecer-lo y cómo poder detectarlo implicaría poder incidir directamente sobre la prevención del segundo ictus y seguro, en muchos casos,incluso poder evitarlo.Uno de los problemas más graves de los neurólogos es la previsión y la recurrencia del ictus. Se estima que, tras un primer episodio de ictus, entre un 6 y un 12% de los pacientes presentan un segundo ictus en el primer año y hasta el 30%, durante los siguientes 5 años. Se focalizan muchos esfuerzos en la prevención de este segundo ictus. Pero, ¿qué pasa cuando se sufre un ictus y no se es consciente de ello? Si no se sabe que ha sufrido un ictus, no se puede hacer ningún tratamiento ni tomar ninguna medida preventiva y, entonces, se multiplica por 3 la posibilidad de sufrir un segundo ictus -este sí, probablemente con manifestaciones de gravedad- y se multiplica por 5 la posibilidad de sufrir algún tipo de demencia. Cuando un paciente ingresa en un hospital afectado por un ictus, en un elevado porcentaje de las pruebas de imagen que se le realizan (RMN, TAC s, etc.), aparecen lesiones antiguas compatibles con ictus previos. A veces los pacientes no refieren haber sufrido. Este hecho, que no es anecdótico, ha puesto sobre aviso a los especialistas. En primer lugar los alerta de que estos ictus silentes suceden y lo hacen con frecuencia y, en segundo lugar, de la pérdida de oportunidad que estos pacientes tienen de poder hacer un tratamiento adecuado y que posiblemente les hubiera evitado esta grave patología.

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