16/01/2023 Una revisión en que ha participado Vall d’Hebron destaca la influencia de la contaminación en la salud cardiovascular 16/01/2023 El trabajo analiza la evidencia científica sobre el efecto nocivo de la polución ambiental y los metales pesados para la salud cardiovascular y resume las estrategias para su prevención y tratamiento. La contaminación puede incrementar el riesgo de desarrollar, a corto y largo plazo, enfermedades cardiovasculares, como infartos, arritmias, trombosis o ictus. Se calcula que, alrededor del mundo, es la causa de 8,8 millones de muertes cada año, 30.000 de las cuales en el Estado. En este sentido, la Revista Española de Cardiología, publicación de la Sociedad Española de Cardiología, presenta una revisión en que han participado varios miembros del grupo de Enfermedades Cardiovasculares del Vall d’Hebron Instituto de Investigación (VHIR) y el Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron sobre la influencia del medio ambiente en la salud cardiovascular. El trabajo, llevado a cabo por expertos nacionales e internacionales, se centra en el análisis de los efectos de las particulares del aire y los metales pesados, contaminantes que presentan la evidencia científica más sólida sobre su influencia en la salud cardiovascular. “Estudiar la contribución de las exposiciones ambientales es importante por minimizar las influencias nocivas de la contaminación y promover la salud cardiovascular mediante estrategias preventivas o terapéuticas específicas”, afirma el Dr. Jordi Bañeras, médico adjunto del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron, investigador del grupo de Enfermedades Cardiovasculares del VHIR y primer autor del trabajo. En concreto, la revisión destaca el incremento en las hospitalizaciones debidas a insuficiencia cardíaca a causa de la polución del aire, y también la mortalidad a causa de estas patologías. Es especialmente relevante el efecto de la inhalación de partículas con un diámetro inferior a 2,5 µm, ya que pueden llegar al torrente circulatorio y activar vías de inflamación o de estrés oxidativo que promuevan isquemia del corazón, arritmias o trombos. En el caso de los metales pesados, se ha estudiado especialmente el impacto del cadmio y el plomo en el aumento de la mortalidad por causas cardiovasculares. Estos metales pueden encontrarse tanto en la comida, el aire, el humo del tabaco o el agua y tienen la capacidad de acumularse en el organismo y son difíciles de eliminar. Por esto, se llevó a cabo un ensayo clínico (TACT) para evaluar la terapia con quelantes de metales, es decir, factores que tienen la capacidad de unirse a los metales y eliminarlos. El ensayo demostró el beneficio cardiovascular de esta estrategia en pacientes con infarto de miocardio previo, especialmente en los diabéticos. Ahora, la segunda fase del estudio TACT2 se centra en analizar el efecto en pacientes con diabetes. En el futuro se estudiará si la medida de metales pesados en sangre u orina podría ayudar a calcular el riesgo de tener enfermedades cardiovasculares y, en estos casos, hacer intervenciones tempranas para evitar consecuencias graves. En el ámbito de la prevención, los autores exponen que la legislación y control de los contaminantes en el aire, el agua, los alimentos y las políticas ambientales de espacios cardiosaludables son medidas clave para reducir los efectos nocivos de estas sustancias y promover la salud cardiovascular. Además, consideran que la concienciación sobre los efectos de la polución ambiental también es indispensable, sobre todo en pacientes en riesgo. “Más investigación y acciones en cardiología ambiental contribuyen sustancialmente a mejorar la prevención y el tratamiento de las enfermedades cardiovasculares”, concluye el Dr. Bañeras. Estudiar la contribución de las exposiciones ambientales es importante por minimizar las influencias nocivas de la contaminación y promover la salud cardiovascular. Twitter LinkedIn Facebook Whatsapp